Entrevista de Javier Martin Arroyo a Edi Escobar, la periodista que acompaño a Aminetu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote durante los 32 dias de su huegla de hambre, y que se publica hoy en EL PAIS.
La activista saharaui Aminetu Haidar estuvo 32 días en huelga de hambre, hasta obligar a Marruecos a permitirle volver a El Aaiún, y estuvo acompañada por esta mujer que fue su sombra en el aeropuerto de Lanzarote y ahora se dedica ahora al activismo.
«Cuando llevábamos a Aminetu al avión, los periodistas se habían organizado perfectamente: grabadoras al suelo, fotógrafos y cámaras atrás. Todos sonreían con lágrimas en los ojos que reflejaban su compromiso. Y yo pensaba ¡esta, esta es la foto! ¡Desde aquí!». La periodista Edi Escobar (Jerez, 1966) acaparó portadas de manera involuntaria el pasado diciembre mientras paseaba y ayudaba a la activista saharahui Aminetu Haidar. Fue su mano derecha durante 32 días eternos de trasiego, móviles echando humo y ruedas de prensa para divulgar la huelga de hambre de Haidar, que a media voz venció en su duro pulso con los Gobiernos marroquí y español.
«Es complejo luchar contra un país que paga campañas en medios españoles»
Escobar amplificó la batalla de Haidar para regresar a El Aaiún, la ciudad de donde fue expulsada, pero sobre todo contribuyó a la causa del independentismo saharaui, que en un mes recuperó la difusión mediática que la actualidad a menudo le niega. Ese mes le hizo replantearse su trabajo en una agencia de comunicación, y desde entonces se ha tomado un respiro para dedicar todo su tiempo al activismo prosaharaui. Ya era amiga de Haidar, pero la convivencia en el aeropuerto de Lanzarote afianzó lazos. «Aminetu es una mujer muy firme, con unos valores muy sólidos y una voluntad inquebrantable frente al Gobierno marroquí, que durante la crisis siempre mantuvo una actitud impredecible y un poco absurda», recuerda.
Las primeras jornadas se olvidó de comer y trabajaba 24 horas al día: atendía a Haidar, filtraba entrevistas, negociaba la mejora de condiciones de los despachitos del aeropuerto donde durmieron y coordinaba el pequeño ejército de voluntarios, políticos, abogados y periodistas alrededor de la activista saharaui. Todo con mucha mano izquierda y dos móviles, uno de los cuales se fundió de tantas llamadas antes de volver a la Península.
Hoy Escobar sigue sin querer protagonismo, ya que siempre ha estado detrás de las cámaras. Al hablar, transmite con franqueza su orgullo al haber participado en una lucha por la dignidad «que no tiene ningún lado oscuro». Sobre esos días, relata que el mayor reto como ayudante personal fue evitar los disparos de las cámaras, que dañaban a la activista debido a su fotofobia. «Aminetu se pasó cuatro años en una celda marroquí con una venda en los ojos. Y durante la huelga, en esa situación de debilidad, los flashes eran dolorosos». ¿Tuvo la tentación de pedirle que desistiera? «No había lugar para decirle ‘come‘. Era muy duro porque la veía deteriorarse, y al final me daba miedo porque le dolía todo y se te volvía cada vez más frágil».
Durante la estancia en el aeropuerto canario, Escobar recuerda que la actitud de las autoridades fue en ocasiones hostil, como cuando intentaron cachear a los activistas antes de ducharse y pusieron trabas a la precaria estancia del grupo en el aeródromo. Un mes con momentos excepcionales como la visita de José Saramago, que recuerda con cariño.
La periodista censura los titubeos del Gobierno español, que considera que no supo manejar las presiones de Marruecos y su responsabilidad sobre la ex colonia española. «Al principio se lo tomaban como una actitud caprichosa de Aminetu. Exteriores solo la presionaba para resolver la cuestión en vez de encarar los otros frentes. Cuando un Gobierno tiene claras sus cosas, es mucho más fuerte. Y el Ejecutivo español dice que apoya, pero luego no hay impulsos para que la solución emerja». Para Escobar, España debería abanderar la resolución del conflicto igual que Portugal hizo con Timor Oriental.
De las injusticias que considera comete Marruecos, le enerva sobre todo cómo logró, con el respaldo de Francia, que la misión de la ONU para el Sáhara Occidental no incluya la vigilancia del respeto a los derechos humanos. Y recuerda «lo complejo que es luchar mediáticamente contra un país que despliega campañas en televisiones y periódicos españoles», pese al apoyo masivo que recibe de artistas, internautas, periodistas y contados políticos. ¿Y ahora? «Si se tiene voluntad todo se puede solucionar. Pienso que el pueblo saharaui, y Aminetu -a pesar de los golpes recibidos-, como La Roja, vencerán y se respetará su voluntad».
Este post es copia de su original, publicado por EL PAIS en su edicion digital en http://www.elpais.com/articulo/ultima/Aminetu/Roja/vencera/elpepiult/20100804elpepiult_1/Tes