“Las mujeres saharauis tenemos un papel fundamental en la organización de los campamentos de refugiados”,Suelma Beirut, responsable de relaciones internacionales, ha visitado el Estado español para recordarnos la deuda pendiente que tenemos con su país
Esta bellísima mujer que luce un velo violeta y es una delicadeza extrema, muestra una fortaleza de hierro, forma parte de la Junta Directiva de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis y es la responsable del Departamento de Cooperación y Exteriores. Estuvo en Cornellà , ciudad del área metrolitana de Barcelona, para la presentación del libro “Hijas de la arena”, de Anna Tortajada, escritora catalana que ha escrito inspirada en mujeres tan fuertes como Suelma, que durante casi 30 años han organizado la vida en los campamentos de Refugiados de Tindouf.
En palabras de la propia Suelma: “las mujeres fueron el motor que ayudó a construir los Campamentos de Refugiados desde la nada, en un desierto donde nada nacía y a dónde habían ido a parar huyendo del conflicto de su país, el Sahara Occidental con Marruecos”. Los saharauis sobreviven en el desierto de Argelia con un único sueño: regresar al Sahara Occidental. Se dice que siempre tienen el equipaje preparado para volver a sus casas en cualquier momento. El deseo de retornar a su país une a todos los saharauis de una forma sorprendente para cualquier occidental. La mayoría conserva como oro en paño las escrituras de sus casas, que tuvieron que abandonar en 1975 tras la fatídica Marcha Verde marroquí.
Ellas, las mujeres saharauis, han hecho una verdadera revolución dentro de sus comunidades. “Antes la mayoría eran analfabetas, ahora han estudiado y su opinión cuenta tanto como las de los hombres. Muchas de nuestras hijas han podido estudiar en el extranjero”. Siguen siendo “respetuosas” en la utilización del velo que ordena el Corán, pero lo hacen “con mucho cariño” y también como un signo de “identidad y orgullo”. Cuando se tapan cara, ojos y hasta las manos no es por la “tradición”, sino simplemente para protegerse de la agresividad del sol y del siroco reinante (viento caliente y seco del desierto). Consideran con mucho orgullo que su experiencia y sus logros en la lucha de género debería ser “una joya” para el mundo árabe y un ejemplo a seguir para todas las mujeres musulmanas. Pero todavía siguen ignoradas, no sólo por el resto de la población islámica sino por el mundo entero.
En la entrevista que Suelma concedió a AmecoPress nos preguntaba «¿Cómo se sentirían ustedes si tuvieran que vivir de la caridad de otros países mientras Marruecos explota los recursos de nuestro?”. Ya ha pasado mucho tiempo y las esperanzas se han sepultado bajo las tormentas de arena. «Estamos cansados de esperar, mantenemos nuestra dignidad –comentaba con una gran tristeza en la mirada- pero tenemos la sensación de que la ONU se ha olvidado de nosotros y que a nivel internacional no importa que seguimos siendo un pueblo errante y cercado». Suelma Beìruk, como integrante de la dirección de la RASD (Republica Democrática del Sahara) y representante del Parlamento Panafricano, ha llevado su voz de protesta a todos los foros internacionales que le ha sido posible.
– Es como si vivieras dos vidas a la vez. Una de durísima supervivencia con tu familia en Tindouf y otra itinerante en defensa de las reivindicaciones de los saharauis.
-Tengo una familia y cuatro hijos que cuidar. Si cuando estoy allí, trabajo en la organización interna y me ocupo de las relaciones exteriores. Es cierto que como parlamentaria africana, que representó a mi país, viajo mucho y eso me gusta porque compruebo la solidaridad que hay con nuestro pueblo. Hay muchas asociaciones de amistad con el Sahara. Quiero ser optimista, quiero pensar que la presión de estas organizaciones tan activas conseguirá que nuestra historia cambie y se acabe con nuestra marginación. Es muy importante que nuestro problema forme parte de la lucha más general de los pueblos por vivir mejor. Somos conscientes de que las mujeres marroquíes y la gente pobre está tan oprimida, como lo esta nuestro pueblo.
– Creo que en este viaje, además de haber participado en encuentros y mesas redondas vas a Madrid para intentar desbloquear el conflicto del Sahara con el gobierno español.
-Siempre estamos conversando para seguir avanzando en nuestra lucha. España está en nuestros orígenes, en nuestro idioma y en nuestra historia. Tenemos muchos factores comunes. Sin embargo los sucesivos gobiernos españoles, tanto el de derechas como el socialista, han considerado prioritarias las relaciones con Marruecos, los poderosos, y nosotros, las víctimas, sólo somos un mal recuerdo que ya ni siquiera entra en las mesas de negociaciones. Sin embargo, el gobierno español sigue teniendo la responsabilidad histórica de culminar el proceso de descolonización del Sáhara Occidental, según la legalidad internacional, para que los saharauis podamos regresar a nuestra tierra y ser un país independiente. Es realmente lamentable que ni siquiera la reina Sofia, en un viaje humanitario que hizo por el Magreb, se acercase a visitarnos, a pesar de que habíamos enviado una invitación oficial a la Casa Real para que viera las duras condiciones de vida de la Hamada.
– A partir del 14 de diciembre se va a celebrar el 12 Congreso Internacional del Frente Polisario, ¿Crees que podría convertirse en mayoritaria la postura de volver a coger las armas?
– Espero que no, pero realmente no tenemos nada que ofrecer a los jóvenes. La situación internacional no es esperanzadora. Desde 1991, cuando el Frente Polisario dejó las armas, todo ha quedado en una declaración de intenciones. Es cierto; nuestros gobernantes valoran con escepticismo la política exterior del actual gobierno. Son socialistas, pero no quieren liderar la solución de nuestros problemas. Les falta claridad y su mensaje es ambiguo. De hecho, el acercamiento de España a Francia, aliada de Marruecos, ha perjudicado a los saharauis. A nadie parece importarle el referéndum y sus resultados. Si el gobierno español sigue sin estar a la altura de las necesidades de nuestro pueblo, es posible que no se descarte retomar la vía armada.
– ¿Por qué crees que todavía hay mucha gente que no sabe que el Sahara Occidental habla español y allí sobrevive mucha gente soportando que su tierra esté ocupada por los marroquíes?
– Cuando se habla de la problemática del Sahara español, se piensa en el campo de refugiados de Argelia, en el que sobrevivimos unos 170.000 refugiados. No se piensa en ciudades como el Aiun o Smara, lugares en las que también trabaja una activa resistencia saharaui. Llevamos 30 años de exilio, de violaciones de los derechos humanos. Los marroquíes se han quedado en el Sáhara Occidental y nos separan de ellos 20.000 kilómetros del Muro de la Vergüenza
– A la unión de Mujeres saharauis, que tiene bastante fuerza, se le ha reconocido su papel en el sostenimiento de la sociedad saharaui. Como protagonistas del cambio ¿cómo ven el futuro?
– Nuestra lucha es la de todas las mujeres del mundo por vivir en equidad. Lo que ocurre es que nosotras no hemos abandonado nuestras reivindicaciones en pos de la lucha por la independencia, y hemos conseguido que nuestros intereses sean también los intereses generales y nos ayuden a avanzar a todos. Quizás se ha tenido que reconocer nuestro trabajo, porque mientras los hombres iban a la guerra, nosotras nos hicimos cargo de construir la infraestructura material, social, política y administrativa del pueblo en el exilio. El grueso de la gestión del Estado estaba en nuestras manos. Los servicios de salud y educación los controlan profesionales con educación superior y casi todas son mujeres. Cuando se produjo el éxodo forzado de las tribus saharauis a la frontera con Argelia, hace 30 años, sólo 10 de cada 100 mujeres sabían leer. Esa proporción se ha invertido. Hoy sólo 10 por ciento de las mujeres adultas son analfabetas.
– De todas formas en la cúpula del poder que controla el frente Polisario, hay muy pocas mujeres, ¿no?
-Al finalizar la colonia española y desatarse la ocupación marroquí, no había ni una saharaui universitaria. Hoy un alto porcentaje de las mujeres son profesionales.
Pero la baja representatividad de mujeres en las cúpulas dirigentes es una vieja historia que aquí también se repite. Sólo una cuarta parte del parlamento saharaui son mujeres; hay dos ministras en el gabinete y dos diputadas ante el parlamento africano. Quizás esto también ocurre porque nosotras mismas declinamos los cargos directivos o de elección popular, para no sumar una más a las múltiples cargas del trabajo logístico de cada día: el cuidado de nuestra propia familia, la educación de los hijos, la formación propia y las responsabilidades comunitarias.
Suelma Beiruk, era una estudiante de los primeros años del bachillerato cuando su familia huyó del puerto de El Aiún para refugiarse en Argelia. “Las pocas que sabíamos algo nos dedicamos a enseñar a las demás en grandes campañas de alfabetización, de modo que a su vez las mayores, ya alfabetizadas, pudieran enseñar a los menores”. Gracias a ese trabajo solidario los retos del futuro son diferentes para ellas, y de alguna forma, han conseguido hacer una “revolución cultural” en el exilio. Actualmente, la mayoría de las jóvenes van a universidades de Argelia o Libia, o a Cuba, que sigue siendo la gran opción de muchas estudiantes, principalmente para las que toman la alternativa de la medicina, las ingenierías o las lenguas. Muchas estudiantes también consiguen becas en universidades españolas.