Quince mil millones (15.000.000.000) serian la razón, el 14 de noviembre de 1975, España abandonó el Sáhara Occidental a manos de Marruecos, Nunca se habló de los papeles de ‘venta’ que EL TIEMPO le ofrece en exclusiva.
Los acuerdos de Madrid del 14 de noviembre de 1975, firmados por España, Marruecos y Mauritania, fueron el capítulo final de la presencia española en el Sáhara y una traición de las promesas hechas a los saharauis de tener un referéndum de autodeterminación, tal como había aconsejado la misión de las Naciones Unidas que visitó el desierto del verano de ese mismo año.
Los españoles habían comenzado colonizando el territorio del Sáhara Occidental los años treinta y aunque montaron la primera guarnición en 1884 – y hay otorgaron el estatus de provincia española, con capital en el Aaiún, en 1957, un año después de dar la independencia al Rif. Las minas de fosfatos de Bucraa, que han acabado convirtiéndose en la principal riqueza del Sáhara Occidental-o de sus ocupantes-fueron descubiertas en 1947, aunque el potencial de estos yacimientos-sus grandes dimensiones (1.700 millones de toneladas) – no fue bien descrito hasta un estudio del gobierno español en 1962.
En 1960 la ONU emprende una política favorable a la descolonización, con la declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. En 1961 crea el llamado Comité de Descolonización, que presiona a los estados a dejar sus colonias y, en concreto, se esfuerza para que España prepare la autodeterminación del Sáhara Occidental.
Durante más de una década convivieron al gobierno español dos sensibilidades diferentes respecto a la solución del Sáhara. Según explica el periodista que dirigía Radio Sáhara en 1974, Pablo-Ignacio de Dalmases, «el criterio del Ministerio de Asuntos Exteriores, responsable de la presencia de España ONU, era respetar la famosa declaración de descolonización por la independencia de los pueblos coloniales y, por tanto, favorable a seguir el criterio de las Naciones Unidas y proceder a la descolonización «. Pero el criterio de la presidencia del gobierno español, de la que dependía directamente el Sáhara y las otras provincias africanas, bajo el mando de Carrero Blanco, «era la continuidad indefinida de la presencia española». Tras el asesinato de Carrero Blanco, en diciembre de 1973, «el gobierno se decantó más claramente-según Dalmases-por la descolonización y envió un nuevo equipo de gobierno en el Sáhara, encabezado por Federico Gómez de Salazar como gobernador general «. Tenía la misión de preparar los saharianos para un referéndum de autodeterminación y, previsiblemente, para la independencia, porque el gobierno español prefería esta opción que no la anexión a Marruecos o Mauritania. La cesión a Marruecos era, especialmente, mal vista por el dictador Franco, y por eso parecía muy improbable cuando, en la primavera de 1975, una misión especial de la ONU visitó el Sáhara Occidental. Constituida por el embajador de las Naciones Unidas Simeon Ake (Costa de Marfil), la cubana Marta Jiménez Martínez il’iranià Manouches Pisva, la misión visitó el territorio durante ocho días, además de viajar a Madrid, Nuakchot y Rabat para a entrevistarse con representantes de los estados implicados, y en Argelia para captar las reivindicaciones del Frente Polisario.
En Madrid, según el informe de esta misión, los representantes de la ONU se reunieron con el ministro de Asuntos Exteriores, Pedro Cortina Mauri, con el de Presidencia, Antonio Carro, y con el presidente Arias Navarro. «En todas estas reuniones-dice el documento-, el presidente y los ministros discutieron con franqueza con la misión la política de su gobierno respecto a la descolonización del territorio. Pusieron de relieve el deseo del Ejecutivo español, por un lado, de aplicar las decisiones de las Naciones Unidas, y de otra, de retirarse del territorio completamente y lo antes posible. »
Pese a estas declaraciones de intenciones, medio año después llegaron los acuerdos de Madrid con Marruecos y Mauritania, acuerdos tenían «anexos económicos secretos». Uno de los anexos no secreto pero sí económico era que los españoles podrían quedarse el 60% de los fosfatos de la mina de Bucraa. Los otros siguen siendo secretos. Nadie los relaciona con los documentos que presentamos en el siguiente reportaje, un protocolo de venta que pone precio al Sáhara Occidental, pero nadie hasta ahora no había mencionado la existencia de estos documentos, que sus redactores-simples reclutas con estudios de ciencias económicas acabados-presentan a EL TIEMPO.
En el cambio de orientación de las decisiones del gobierno español respecto al Sáhara se sabe que había un poderoso lobby pro-marroquí en el gobierno español, que, según algunos autores, era encabezado por el ministro del Ejército, Francisco Coloma Gallegos, que había sido coronel de la legión en el Sáhara durante dos años.
Con el dictador gravemente enfermo, los hechos se precipitan a finales de octubre. El 22 de octubre el ministro Solís Ruiz visita Rabat, en nombre del gobierno español. El día 23, el hermano del rey Hassan II, Muley Abdalá, declara a la Agencia EFE que España y Marruecos están «condenados a entenderse» en la cuestión del Sáhara y anuncia que ha ofrecido al gobierno de Franco el 60% de los fosfatos de Bucraa y la posibilidad de mantener bases militares en territorio del Sáhara para poder defender las Canarias. Al mismo tiempo amenaza que la Marcha Verde-una marcha de civiles marroquíes hacia el Sahara Occidental para reclamar lo que consideran su-es «imparable» y se hará «en las fechas previstas».
El 2 de noviembre, el príncipe Juan Carlos, en funciones de jefe de estado a consecuencia de la agonía de Franco, visita las tropas españolas en el Aaiún y, según diversas fuentes, les promete que «España no hará ningún paso atrás , cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres «.
El 6 de noviembre unos 300.000 marroquíes-según las fuentes de ese estado-comenzaron esta caminata que pretendía poner fin a la ocupación efectiva del territorio por parte de España e impedir ningún proceso de autodeterminación. La Marcha Verde había sido preparada a conciencia e incluso consultada con Washington, que había dado el visto bueno, a través de Henry Kissinger, el mes de agosto, según Tomás Bárbula a La historia prohibida del Sáhara español (Destino, 2002). Es difícil de creer que los servicios de espionaje españoles no conocieron las intenciones de Marruecos.
El 14 de noviembre de 1975 se firman los acuerdos de Madrid, comienza la evacuación urgente de los civiles y los últimos militares españoles se van definitivamente el 28 de febrero de 1976. Traición consumada.
Las Naciones Unidas han dictado varias resoluciones, estos últimos 35 años, insistiendo en la necesidad de que se lleve a cabo el referéndum de autodeterminación en el Sáhara-aunque también han retrasado la fecha alguna vez.
Actualmente, el Sáhara Occidental es uno de los dieciséis territorios no autónomos en el mundo que la ONU reconoce que deben ser descolonizados. 35 años después de traicionar el Sáhara, el desierto sigue ocupado.
Àlex Milian
Este post es copia del reportaje original publicado en http://www.eltemps.net/web/index.php?option=com_k2&view=item&id=3338:traicio-al-desert&Itemid=220 y traducido automaticamente por Google del Catalan.
Este es el tercero de los tres articulos digitales publicados por la revista EL TEMPS en su numero del 07 de diciembre de 2010 – Número 1382, dentro del reportaje, en exclusiva, relativo al coste que se estimo en los dias finales del Sahara como la ultima provincia española.
El reportaje original, en papel, del que procede este articulo, se puede visualizar en este enlace: http://www.milisahara.cat/llibres/reportatge/sortidasahara/index.html.